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[CRÍTICA CINE] Charlie y la fábrica de chocolate

  • Foto del escritor: Clara Bezos
    Clara Bezos
  • 9 ene 2022
  • 3 Min. de lectura

[Esta crítica contiene spoilers]


Argumento: "Narra la historia de un excéntrico chocolatero, Willy Wonka, y Charlie Highmore, un muchacho de buen corazón que proviene de una familia pobre que vive a la sombra de la extraordinaria fábrica de Wonka. El prolongado aislamiento de su familia es la razón por la que Willy decide lanzar un concurso mundial para que todos aquellos que hayan encontrado los cinco billetes dorados en los envoltorios de las chocolatinas puedan pasar un día en la magnífica fábrica de chocolate. Una vez dentro, tendrán la oportunidad de descubrir todos sus secretos." SensaCine.


Normalmente se suele decir que el libro es mejor que la película. Es una frase muy recurrente, aunque yo discrepe; ambos formatos tienen formas diferentes de narrar la historia. En una película no pueden poner hasta el más mínimo detalle de lo que aparezca en la novela, y en un manuscrito no se puede juzgar la fotografía o el guión como se hace en una obra cinematográfica. La mayoría de las veces los dos tipos de arte son buenos a su manera, algo que no quita que en ocasiones el libro sea superior. Pero hoy quería hablar de una película que por una vez fue, en mi opinión, mejor que su novela.


Por mucho que el cuento de Roald Dahl fuera el detonante, Tim Burton fue el que logró hacer que el mundo de la fábrica de chocolate se viera tan enriquecedor, colorido, extraño y bizarro. También podría deberse a los medios que tuvo al ser una película relativamente reciente en comparación con la de 1971, pero lo cierto es que es uno de los puntos más fuertes: el mundo que crearon. La dirección del célebre director y la estupenda fotografía convirtieron a esta obra en una mucho más entretenida y disfrutable. El divertido pero a la vez escalofriante guión hizo que la cinta fuera mucho más brillante y original.


El reparto es el elemento del que menos me fijo en las películas, pero en esta ocasión era necesario resaltar la majestuosidad con la que Jonny Deep logró usar el personaje de Willy Wonka. En vez de ser un hombre con una cara que luce como un muñeco que siempre sonríe y que da pesadillas como en la película de 1971, los gestos y expresiones de Jonny Deep lograron que su personaje fuera más humano, más extravagante y alocado y mucho mejor.


También hay que resaltar el trabajo del mítico Danny Elfman, encargado de la banda sonora de las películas de Tim Burton. Supo crear temas musicales terroríficos y también tiernos para las dos caras de esta película, y las canciones de los umpa-loompas son tan míticas y geniales que podrían participar perfectamente en Eurovisión y quedar entre los primeros puestos.


Pero vamos con el punto que más me gustó de esta película y que les falta a la versión de 1971 y al libro, y es la exquisita calidez del final y la relación de Willy Wonka con su padre. Por mucho que el libro profundizara más en el mensaje de los buenos modales que hay que tener siendo niños y presenta un mundo maravilloso, lo cierto es que a mí siempre me ha parecido una historia grotesca y espeluznante. Quizá algunos niños lectores no se den cuenta de ello al percibirlo como una fábula, pero seguro que más de uno ha tenido pesadillas con la forma de deshacerse de los niños. Esto es algo que no oprimieron en la película de Tim Burton, pero el director lo logró opacar más con una historia más allá que la fábrica de chocolate en sí. El libro se termina con Charlie aceptando irse a la fábrica sin más. Pero la película da un mensaje sobre lo importante que es la familia, el cariño de los padres, y cómo el amor puede ser más importante que las cosas materiales y el dinero. El pasado de Willy Wonka le dotó al personaje de más humanidad, sin parecer aquel muñeco diabólico que siempre sonríe. Para mi gusto personal, la mejor escena es en la que Charlie le convence para volver a ver a su padre. Es sobrecogedora la mezcla de frialdad y calidez con la que está planteada, y los escasos dos segundos del incómodo abrazo entre Willy Wonka y su padre lograron mucho más de lo que logró el libro en todas sus páginas.


Al final, Charlie no termina viviendo en la fábrica porque Willy Wonka le ofrece cosas materiales; sino porque Charlie le ofrece a Willy Wonka el amor de una familia. Fue ese mensaje final y la belleza del último acto lo que lograron que esta cinta siga resonando hasta hoy en día.



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