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[CRÍTICA MANGA] Oyasumi Punpun

Foto del escritor: Clara BezosClara Bezos

Argumento: "Oyasumi Punpun sigue la vida y las experiencias de Punpun, un muchacho que vive en Japón, así como a algunos de sus amigos. El manga sigue a Punpun a medida que crece, divide el libro en alrededor de 4 etapas de su vida: escuela primaria, escuela media, escuela secundaria y los 20 años." Wikipedia.


Cuando ví que Inio Asano era el autor, sabía con que tipo de historia me enfrentaba, pues no era lo primero que leía de él. Hace un tiempo leí algunos de sus cuentos, y aunque fuera un mangaka reconocido, aquellos one-shots no me ilusionaron demasiado. Su estilo es siempre el mismo: historias cotidianas pero profundas, personajes humanos, ambientes realistas. Demasiado pretencioso para mí gusto. Pero aún así, y dada la popularidad de este manga, me decidí a leerlo. Aunque sí que es cierto que vuelve a tratar como es habitual los aspectos más egoístas y sórdidos del ser humano, este manga me ha fascinado al contrario que sus otras historias, y me ha dejado un sabor agridulce que no podré olvidar en mucho tiempo.


Por un lado, tengo que comenzar explicando porqué este es el primer manga del autor que me gusta, y algunas diferencias que he podido encontrar de sus cuentos. En primer lugar, y aunque pueda sonar un poco estúpido e irrelevante, el echo de que el protagonista fuera un palo me ha ayudado mucho. Sus expresiones, incluso cuando lloraba, eran muy tiernas (por lo menos en su juventud, mientras va creciendo el tema se va volviendo más grotesco) y divertidas. Después de todo, incluso los dramas más dramáticos deberían de tener algo que te haga desconectar de la tristeza, debería de existir un balance. Yo creo que Oyasumi Punpun, al contrario que otros mangas de Isio Asano, sí lo logró encontrar. Otro echo que ayuda a que me haya gustado es que es muy slice-of-life. En realidad todas sus obras lo son, pero esta se sintió aún mucho más cotidiana, mucho más realista, sobre todo en la parte de la infancia. Cuando tan solo tienen cinco años, la historia consigue introducir también reflexiones profundas en temas tan simples como lo que un niño espera de su futuro o ver cómo lentamente tus amigos de la infancia se distancian.


Así, es posible que la parte que más me haya encantado haya sido la primera mitad, mientras que la segunda se sintió más pesada y más suya del autor. Pero aún así la segunda parte también me ha gustado.

No solo considero que la historia de Onodera Punpun es buena; el manga introduce pequeñas historias secundarias que están al mismo nivel que la protagonista. Por poner algunos ejemplos de los que más me han gustado, el personaje de Takao Yaguchi; la amistad entre Shimizu y Seki; la depresión de Yuuichi y su miedo por volver a amar; los sueños frustrados de Sachi Nanjou. El manga se desenvuelve muy bien entre los diferentes personajes y la propia historia personal de cada uno de ellos.


Si hay una historia que no me ha gustado nada, ha sido la de Pegasus con sus buenas vibraciones. Se sentía completamente fuera de lugar, y cuando se ponía a hablar de sus objetivos se me hacía pesado y cargante continuar leyendo. Es una parte de la historia que al final termina aportando bastante a la historia de Shimizu y de Seki, pero podrían haber inventado alguna otra cosa para hacer que su amistad tuviera algún obstáculo.

Los personajes están absolutamente de un 10/10. Casi todos se pasan toda la historia sufriendo, pero en contextos y de maneras tan diferentes que es apasionante leer sobre cada uno de ellos sin aburrirte en ningún momento. Los sentí mucho más realistas y cotidianos que otros personajes del autor, y hasta es posible que te llegues a identificar con alguno de ellos a lo largo de la historia. En mi opinión personal, mi personaje favorito fue Sachi Nanjou. Aparece al comienzo como si no fuera a tener un papel tan relevante en la trama, pero acaba siendo crucial a lo largo de la historia. Sus frustraciones sobre ser mangaka, sus ambiciones y sus sentimientos se sintieron como un puñetazo en el corazón, realistas a más no poder.


Sobre el arte tan reconocible de Isio Asano tengo más bien poco que comentar. Este hombre no solo sabe dibujar las expresiones llenas de torrentes de sentimientos de cada uno de sus personajes a la perfección. También es un gran mangaka a la hora de dibujar paisajes. Aunque es cierto que los fondos de este manga en concreto se basan en ciudades y en lugares cotidianos, aún así se puede apreciar el gran potencial que tiene este hombre a la hora de ponerse con los paisajes. Y aún así, en esta historia lo que más cuenta son los planos cerrados de las caras de los personajes, que sabe retratar a la perfección.

Por último me gustaría recordar el final tan agridulce que nos dio, un final más que perfecto para semejante historia. No quiero hacer ningún spoiler, pues deseo que lo descubráis vosotros mismos. Solo comentaré la sensación en el cuerpo que me dejó. Ya he comentado que fue agridulce; una mezcla de alegría y de una profunda tristeza. Aquella mano levantada no solamente parecía estar despidiendo al protagonista; fue como si estuviera diciéndole adiós a cada uno de los personajes, a cada una de las pequeñas historias, a cada uno de los momentos de dolor de la adolescencia y a cada uno de los momentos de la alegría de la infancia, cuando no parecía que existieran los problemas. Fue un sabor, que aunque se sintió un poco triste, no me arrepentí de haber probado.


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